Lope de Aguirre fue un criminal. Es un
maldito de la Historia de España, aunque es también uno de sus grandes
exploradores. Habría que imaginarse su auténtica epopeya: navegar por el río
Amazonas en aquél siglo XVI, sin repelente de mosquitos, ni cremas solares, ni las
vacunas contra la malaria. Un viaje que ya realizó casi veinte años antes el
también aventurero Francisco de Orellana.
Nació este vasco intrépido en el Valle de
Araotz, (Oñate-Guipúzcoa). Zapatero en Vitoria, huyó a las
Indias para escapar de la horca tras haber abusado de una mujer noble.
En América se casó con una india, de la
que tuvo una hija mestiza: Elvira. Participó con Pizarro en la conquista del
Perú (1536). Tras la conquista, junto a los Pizarro, se enfrentó al virrey Blasco
Núñez de Vela. Amnistiado por el nuevo virrey, Andrés Hurtado de Mendoza, se
alistó en la expedición en busca de El Dorado, mítico lugar de oro.
Salió de Tujillo en 1560 a las órdenes del
navarro Pedro de Ursúa. Se les llamó los "marañones", ya que remontarían
ese río en busca de las míticas guerreras o "amazonas". Para lograr el mando expedicionario asesinó a Ursúa y a su amante. Más tarde hizo lo mismo con el segundo de la expedición: Francisco Guzmán y varios soldados opositores.
Se rebeló contra Felpe II, al que escribió
una grosera carta, para hacerse con un señorío en la selva. Llegó al Atlántico
y, bordeando la costa, llegó a la actual Venezuela. Hartos de su crueldad, sus
hombres lo arcabucearon en la actual Barquisimeto en 1561. Tenía unos cincuenta
años. Antes de morir asesinó a su propia hija Elvira para evitar que fuese
violada.