La ciudad de Hispalis se desarrolló con Roma, continuando su importancia con los musulmanes en la Edad Media, sobre todo en la época almohade. Tras el descubrimiento de América, Sevilla será la gran metrópoli peninsular junto a la nueva Corte de Madrid. En Sevilla se establecerá la Casa de Contratación y el tráfico a las Indias con sus apéndices en Cádiz y Sanlúcar de Barrameda y el eje fluvial del río Guadalquivir.
Junto a los Reales Alcázares (1) se erigió la Casa de Contratación. Muy próxima se encontraba la Catedral (2), sobre el solar de la mezquita mulmana con su alminar o Giralda, que asomaba por toda la ciudad. Entre ambos, estaba un solar a inicios del siglo XVI en el que, a finales del mismo, se construiría la Lonja de Mercaderes (15), actual Archivo de Indias. Hacia el norte de la Catedral se situaba el Ayuntamiento (3) en la plaza de San Francisco, lugar comercial en esencia, donde se reunían los extranjeros y se daban los tratos y mejores ventas. Muy cercano estaba el barrio de Santa Cruz (14), con sus callejuelas angostas y laberínticas. Más al norte estaba el barrio popular de la Feria (13). Al este del mismo llegaba el camino de Carmona (12), que comunicaba con la meseta y con la Corte de Madrid.
Hacia el suroeste sevillano se llegaba a los respectivos Arrabales de Carreterías (4) y de Cestería (5), así como el Arrenal (10), fuera de las murallas, a orillas del caudaloso Guadalquivir, y que estaban frecuentados por marineros, al estar allí los artesanos reparadores de los navíos y amarrar los pescadores. También cercanos se encuentran la Torre del Oro (8) y las antiguas Atarazanas (6) y el puerto de Sevilla, con su trasiego de galeones en sus muelles. Las Atarazanas dejaron su primitiva función medieval para convertirse en grandes almacenes de todo tipo de cargamentos que entraban y salían con destino y llegada de ultramar. Ya en el lado más meridional estaba la puerta de acceso o Puerta de Jerez (9) y muy próxima estaba la Universidad (7).
Enfrente a todo este mundo tan dinámico, en la margen derecha, también al suroeste, quedaba el popular y nombrado barrio de Triana (11), hogar también de artesanos dedicados a asuntos de la mar y sus reparaciones.
El siglo XVI será el momento clave de la ciudad. Pero ya en el siglo XVII Sevilla no es ajena a la gran crisis secular y es pasto también de las mortíferas epidemias de peste de mitad de la centuria. Tras ellas, la decadencia es imparable. A inicios del siglo XVIII el golpe mortal llega con el traslado de la Casa de Contratación a Cádiz. Sevilla entraba en una lenta y larga decadencia.