viernes, 11 de octubre de 2013

ETAPAS DE LA CONQUISTA ROMANA DE LA PENÍNSULA IBÉRICA

 
El año 218 a. C, las legiones romanas desembarcaban en Emporion (Ampurias) con el pretexto de ayudar a sus aliados peninsulares ante el ataque de los cartagineses. Era el tiempo de las guerras Púnicas (Roma frente a Cartago), en las que ambas potencias, situadas respectivamente en las orillas norte y sur del Mediterráneo central, se jugaban su hegemonía en la zona. Tras la destrucción de Cartago, los romanos dominaron fácilmente todo el litoral mediterráneo y la desembocadura del Guadalquivir.
Más complicada, no obstante, se presentaba la invasión de la Meseta ante la dura resistencia de los pueblos celtíberos y lusitanos especialmente. El duro asedio de la ciudad de Numancia y su mito posterior así lo demuestra. También se suele aludir al mítico Viriato, caudillo del segundo pueblo aludido, el cual, tras presentar una dura guerra de guerrillas, sólo fue capturado por Roma mediante la traición.
Tras la prolongada lucha por el dominio del interior peninsular, se procedió a someter a los indómitos pueblos del norte cantábrico, los cuales hicieron necesaria la llegada a Hispania del mismo emperador Octavio Augusto con sus mejores legiones. Sólo tras la campaña del norte se logró el total domino de la península. A pesar de ello, la resistencia de esos pueblos cantábricos, en especial la de los vascones, impidió la romanización plena del territorio.

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