domingo, 8 de septiembre de 2013

EL PROTECTORADO ESPAÑOL EN MARRUECOS, 1906-1956



En la primavera de 1956 aterrizaba en el aeropuerto de Barajas el flamante rey de Marruecos, Mohamed V, y se entrevistaba con Franco. Marruecos accedía a la independencia de sus dos amos: Francia y España. La historia del Protectorado de Marruecos se iniciaba cincuenta años antes, tras la celebración de la Conferencia de Algeciras, entre 1905 y 1906.
La España de entonces era un país pobre y humillado por Estados Unidos al arrebatarle por la fuerza sus últimas colonias, máxime cuando los europeos se vanagloriaban de tener sus imperios ultramarinos. La vecina Europa esperaba una guerra inminente entre las potencias centrales y la Triple Entente. Alemania fracasaba en su intento de introducirse en Marruecos -último país independiente junto a Etiopía- en beneficio de Francia, que sí lo conseguía. Sin embargo Gran Bretaña recelaba de tener a la III República Francesa al otro lado del Estrecho.
Ante esta coyuntura diplomática tan complicada, se celebró la conferencia. Londres decidió que una potencia inofensiva como España debía de establecerse en la mitad norte de Marruecos para que París no hiciese sombra ante Gibraltar. Así las cosas, años después, los dos gobiernos, Madrid y París, decidían el establecimiento del Protectorado de Marruecos, el cual mantenía la soberanía interna y religiosa en persona del sultán alauí.
Tras una muy dura guerra, agudizada entre 1921 y 1927, especialmente en la zona del Rif, y en la que se formaría una generación de militares africanistas de extrema derecha sobre todo, se podía decir que la zona española estaba pacificada.
El territorio español comprendía del Atlántico al curso bajo del río Muluya. La Yebala y el Rif eran las dos zonas principales de un territorio muy pobre. Era como una zona de seguridad ante las dos plazas de Ceuta y Melilla y los peñones de Vélez de la Gomera y Alhucemas, así como los islotes de las Chafarinas.
Resulta llamativo el pequeño territorio de Tánger, convertido en un pequeño protectorado internacional. Varias potencias europeas lo administrarían conjuntamente, convirtiéndose, con el pasar del tiempo, en una ciudad cosmopolita y foco de espías durante las dos guerras mundiales.
Hoy es una zona deprimida en el actual reino de Marruecos, pero de gran atractivo turístico: del paisaje mediterráneo y montañoso de la zona occidental al semidesértico del Rif, pasando por las ciudades monumentales de Tánger o Tetuán, a las pintorescas Chauen o Larache. En la aún española ciudad autónoma de Melilla se puede admirar un conjunto modernista de especial importancia.

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