sábado, 7 de septiembre de 2013

LA PRIMERA GUERRA CARLISTA, 1833-1840

  

En septiembre de 1833 fallecía el rey Fernando VII en Madrid. Años antes, cuando se vio que la descendencia masculina no resultaba del rey Fernando, su hermano Carlos María de Isidro reclamó el trono y, para su consecución, se alineó con los sectores mas ultras y reaccionarios de la Corte y del resto del panorama político español. Refugiado en Portugal tras declarar que no aceptaba la Pragmática Sanción, establecida por su hermano Fernando y que anulaba la anterior Ley Sálica de Felipe V y que allanaba el camino al trono a la entonces niña de tres años y futura Isabel II, bajo la regencia de su madre María Cristina de Nápoles.
La guerra, iniciada en Talavera de la Reina en ese otoño de 1833 tuvo tres fases militares claras:
1. La organización del territorio vasco-navarro por el hábil Zumalacárregui, que levantó todo un estado paralelo, perfectamente organizado. Tras rechazar los ataques cristinos, el flamante y autoproclamado Carlos V, le ordenó que sitiase Bilbao, para así conquistar, al menos, una capital importante para tener algo de credibilidad exterior. Zumalacárregui murió de un disparo y el asedio fue levantado por el general Espartero.
2. La estrategia entonces se decantó por realizar unos ataques rápidos fuera del territorio vasco y captar adhesiones a la causa. Era lo que había propuesto Zumalacárregui frente a la orden de asediar Bilbao. Una de las expediciones más rocambolescas fue la del general granadino Gómez Damas, el cual, salió de Vizcaya hacia el oeste. Tras recorrer Asturias y Galicia, se dirigió al sureste para, protegido por el Sistema Ibérico, penetrar por la parte oriental del Valle del Guadalquivir y llegar a Córdoba. Siempre perseguido por el ejército liberal, cruzó Sierra Morena al norte, para llegar a Extremadura y a Cáceres. Desde allí volvió a Andalucía, cruzó el Guadalquivir de nuevo, refugiándose en la Andalucía Penibética. Tras comprobar que era imposible ganar un gran territorio más o menos extenso y homogéneo, similar al del País Vasco y Navarra, inició la retirada al territorio carlista por el este de ambas mesetas.
El pretendiente don Carlos inició una nueva expedición, yendo el mismo al frente de sus soldados. Tomando la dirección opuesta a la anterior, penetró por el valle del Ebro, llegando al Maestrazgo, segundo territorio homogéneo importante y extenso del carlismo, junto a zonas del pirineo catalán, feudo del sanguinario Ramón Cabrera. La expedición llegó a las puertas de Madrid, a la localidad de Arganda, pero se retiró y no entró en la capital.
3. Tras estos fracasos, cundió el cansancio y la división entre los carlistas. Un grupo de ellos, entorno al general Maroto empezó a negociar la rendición honrosa. En 1839 tuvo lugar el abrazo de Vergara, localidad guipuzcoana, considerada una traición por don Carlos. Aún resistió hasta 1840 el núcleo de Cabrera, que abandonó Morella y hubo de escapar a Francia.
 

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